sábado, 25 de enero de 2014

Rayos X de un país

Hay muchas maneras de desahogarse, la mía, es esta... Y es que me siento asfixiada dentro de mi propia "casa" dentro de mi propio país, parecería ilógico para quien no vive en Venezuela, para quien no lee el periódico en este país (el cual no se sabe cuantos días de vida le quedan, cabe destacar) o para quien opina que “todo marcha viento en popa”… Un país que da risa y dolor a la vez, donde sales a la calle y lo primero que ves es a sus habitantes haciendo cola, una cola y otra cola y otra cola, repetitivas, así como un copia y pega, la única diferencia entre una y otra  es el producto que se desee adquirir. Lo que resulta desconcertante, ¡DESCONCERTANTE COÑO!, este país hace cola para poder limpiarse el culo. Aquí ya no se come la típica arepa con mantequilla por la mañana todos los días, aquí se come lo que se encuentre, y no, no es literal. Y es que nos falta lo básico y mucho más, nos faltan valores, nos falta entereza, nos falta seguridad, nos falta un gobierno que valga la pena, nos hace falta despertar.
Si bien es cierto que gran parte del problema radica en la mente de cada individuo con cédula venezolana, este gobierno es la mayor parte del problema, este gobierno que huele a cloaca, que está acostumbrado a jugar con "la inteligencia" de este país, creo que cometo un gran error al generalizar, sí, es un error, y lo confirmo cada vez que salgo a la calle.
Hay muchas cosas que me perturban, que me asfixian que me hacen pensar que mi futuro aquí es más incierto de lo que creía. Los venezolanos tenemos memoria a corto plaza, hoy solo nos quejamos por una devaluación, que no es una devaluación pero tiene todas las características de una devaluación, pero no es devaluación, porque el gobierno me dijo que no es devaluación, sí, más de uno ha de haber dicho eso.
La presidencia le queda grande al actual mandatario del cual no vale la pena si quiera mencionar el nombre. , Es como si no hubiera nadie allí, es como si quien nos dirige es la cloaca de la que ya hable.
En las redes sociales (desde donde hacemos las mejores protestas) una cosa va reemplazando la otra, ya se nos olvidó Mónica, ya se nos olvidó el familiar que fue asesinado por la miseria de este país, ya se nos olvidó que salimos a la calle con miedo y sin ninguna seguridad de volver a casa. Que tus pertenencias son tuyas hasta que un delincuente se enamore de ellas. Ya se nos olvidó que no tenemos lo básico en los supermercados, que la escasez nos está haciendo suya, nos está arrastrando de la manera más fría, hasta se podría decir que la inseguridad y la escasez son los verdaderos gobernantes de este país.
Venezuela está, llena de huecos y no me refiero a los de las calles que a más de uno le dobló el rin del caucho o los amortiguadores, me refiero a los de la economía, y aquí son mucho más grande. No hace falta ser miembro del gobierno para darse cuenta de esto, no hace falta ser economista para darse cuenta que no solo yo estoy asfixiada, el gobierno venezolano ya tiene respiración artificial.
Venezuela tiene habitantes que no merecen haber nacido, y lo digo con toda la responsabilidad que esto amerita, y asumes esta responsabilidad cuando matan la inocencia en tu familia. Todavía no me cabe en la cabeza y nunca entenderé como alguien puede ser capaz de acabar con una vida tan corta, con la inocencia, con los juegos. Me cuesta creer que un simple mortal crea tener la potestad sobre el destino de otro ser humano, cuando realmente no valen nada, no valen nada.
Llevamos años esperando el cambio, un cambio que por supuesto debe ir más allá de un presidente, mi memoria a corto plazo no me da otro culpable que Chávez cuando intento darle un porqué a todo esto, aún recuerdo claramente la cadena donde dejaba a Maduro como el elegido, como "el heredero”, dejaba sobre este una estructura con bases de papel. La "patria querida" no se está hundiendo porque el presidente actual no sabe gobernar (cosa que es cierto) estas son las consecuencias del gobierno de Chávez, estas son las consecuencias de tapar el sol con un dedo.
¿Cómo sueña uno en este país?  A mí, este país no me promete nada. No me deja soñar. De nada nos sirve tener paisajes inigualables, de nada nos sirve tener las mujeres más bellas del mundo, de nada nos sirve, si no podemos si quiera mantener bases sólidas en nuestra estructura, si no podemos respetar la vida y la opinión de otro ser humano.

Escribo estas líneas con la esperanza de que en un tiempo podré releerlas y darme cuenta de que estaba equivocada, y darme cuenta que el cambio por fin llegó.

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